LA HISTORIA DE SISAL YUCATÁN PUEBLO MÁGICO

LA HISTORIA DE SISAL YUCATÁN PUEBLO MÁGICO

La cita más antigua del puerto de Sisal la encontramos en el Códice de Calkiní, traducido del maya por el Profr. Alfredo Barrera Vásquez y editado por el Gobierno de Campeche en 1957, con un proemio del propio traductor. Habla de aquel lugar como ubicado en el límite norte del Cacicazgo de Acanul, cuya capital era Calkiní, y asienta que en sus mares el sacerdote Ah Kin Canul tenía cuatro barcos en que se pescaban sus esclavos.

      En «The Political Geography of the Yucatan Maya», publicación número 615 de la Carnegie Institution of Washington, de 1957, capítulo «Ah Canul del Norte» de un estudio de Ralph L. Roys, este investigador dice:

«El territorio de Ah Canul del Norte se consideró durante mucho tiempo como un cacicazgo independiente llamado Provincia de Zipatán Zi-patán puede traducirse libremente como «el lugar que voluntariamente paga tributo»; pero creo que este término se refiere a Yucatán en general, y de ninguna manera a otra provincia en lo particular. En los documentos Pech leemos: «…antes de la llegada de los españoles a esta tierra de Sipatán, Yucatán». De nuevo se nos dice: «…entonces llegó Gaspar Suárez, primer alcalde mayor, a este distrito de Sipatán, Yucatán, Tihó (Mérida)». (Molina Solís, 1896, pp. 212-12; Crónica de Chicxulub, pp. 23-25; Roys, 1943, p. 11).

«La Crónica de Calkiní da una descripción definitiva de los límites de Ah Canul del Norte, que vale la pena transcribir. Nosotros sabemos por el mapa de la provincia de Maní de los Xiues de 1557 (Roys, 1943, mapa 4) que su ángulo norte estaba en Acansip, en la línea fronteriza Este de AH Canul; y el documento de Calkiní (pp. 37-38) describe la última provincia mencionada desde punto hasta el norte:

      «Esto, nosotros sabemos, es el extremo final de esta tierra, la tierra de Ah Canul. Estos son los pobladores del norte. Directamente también colinda con la frontera de las tierras de Acanceh. Pasando por un lado de Chakán (la región de) Tihó (Mérida) pasa al este de Ucú. De aquí sigue hasta llegar a la orilla del mar. Por tanto es en Sisal, y Nimum, y Tiizpat, y Kinchil donde están las cosas del mar de Acanul. Ahí está el edificio subterráneo de Ah Cobá; esto es, Kinchil Cobá. También en Homonché, en Pachcaan, está el mar de Ah Canul».

      Sisal es, pues, un puerto muy antiguo, precolonial, que perteneció al dominio de los Canul, que en él tenían barcos para proveerse de productos marinos y probablemente para su comercio con los otros núcleos indígenas del Golfo de México, que sabemos era intenso y que se extendía hasta los del mar Caribe.

      A partir del año 1080 o 1200 de JC, los pobladores del Cacicazgo de Ah Canul Norte, en cuya comprensión, como acabamos de ver se encontraba Sisal, se mezclaron hasta fundirse totalmente con los guerreros mexicas que Unac Eel, rey de Mayapán, había traído de Tabasco y Xicalango para defenderse de sus ex aliados de Chichén Itzá, Itzmal y Uxmal y con quienes el Tutul Xiú de esta última ciudad quiso ser generoso perdonándoles la vida y designándoles por residencia aquella provincia.

      Al referirse en su célebre Historia a los límites de la península con los mares que la circundan, Libro IV, capítulo sobre «La situación, temperamento, frutos y cosas singulares de la tierra de Yucatán», fray Diego López de Cogolludo da al puerto el nombre de «Santa María de Zizal» y hablando, entusiasmado, de las maravillas de esta tierra, nos cuenta de unos misteriosos manantiales que ofrecen sus aguas, límpidas y frescas si a ellas se acerca el sediento en silencio y que «en hablando se pone salobre, amarga y turbia», y de los ojos de agua, de los que «uno existe en una salina de Zizal, que llaman «el puerto del Mariscal», añadiendo que «de esta calidad ponen algunos autores otras en diversas partes y una de ellas entre Sicilia y la isla llamada Enaria, en la costa de Nápoles, donde se coge agua dulce en la mar, que mana encima del agua salada».

      En varios puntos de la costa se repite este fenómeno, que tan hondamente impresionó al Padre Cogolludo. Al embocadero del Río de los Lagartos, a cuatrocientos metros de la playa, en medio de las aguas saladas, saltan los manantiales más conocidos llamados las «Bocas de Conil».

Fuente: UADY Universidad Autónoma De Yucatán

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